Durante algunas semanas, las ocupaciones, la pereza o más específicamente el sueño, venció la fuerza de voluntad para ir al gimnasio, convirtiéndose así en una actividad de segundo plano.
Por lo que el domingo 09 de
agosto, muy a las 9:00 am decidí ir a entrar un poco y de manera motivada
ajustando mi tenis, con mi sudadera puesta y la botella de agua junto a la
toalla, decidí salir rumbo el gimnasio.
Grata sorpresa que al llegar a la
entrada, la recepcionista me dice de manera jocosa: que ya habían pasado
semanas sin verme.
Esto me ayudo a presta
r más atención a lo que pasaba a mi alrededor y decidí caminar hacia los lockers, guardar la tula y empezar con un poco de calentamiento, en esta zona me encontré a una amiga llamada Luisa, quien a manera de regaño me tomo de la espalda y me reclamo por qué ya no la acompañaba a entrar si muy a menudo nos encontrábamos al hacer la rutina juntos.
r más atención a lo que pasaba a mi alrededor y decidí caminar hacia los lockers, guardar la tula y empezar con un poco de calentamiento, en esta zona me encontré a una amiga llamada Luisa, quien a manera de regaño me tomo de la espalda y me reclamo por qué ya no la acompañaba a entrar si muy a menudo nos encontrábamos al hacer la rutina juntos.
Pasados varios minutos, me encontré
con Carlos el entrenador que mes a mes y que por cuestiones de asignación ha
estado pendiente de la modificación de las rutinas y preparación de las citas
con la nutricionista, esto según las condiciones
de resultados en masa muscular. Carlos que por supuesto era de esperarse me dijo que
me veía delgado y que él sabía que estaba dejando de lado el ejercicio, pero
que si volvía tenía que ser más constante.
Dando un par de explicaciones y sintiéndome
algo apenado, decidí continuar con la rutina para bíceps tríceps y pecho de manera
piramidal. Llegando así el instante en el que me di cuenta que antes tenía una
mejor condición física, logrando rutinas más largas, con más peso y que por consecuencia solo me quedaba
acondicionar nuevamente el cuerpo.
Durante el tiempo que estuve entrenando
muchas de las personas que veía a mí alrededor saludaban, incluso gente que no recordaba en el momento; esto
hizo que sintiera que había dejado de lado, algo que en verdad me gusta y donde
me siento bien.
Permitiéndome aprender como lección, que hay veces la pereza hace que las cosas
pierdan importancia y que sean cambiadas por simplemente perder el tiempo algo
que es irrecuperable.
Para finalizar publique esto hoy porque era necesario hacerlo
antes de las 12 de la noche para que fuera valido en la clase, quizás quien lea
esto se preguntara por qué de hacerlos hasta ahora, pero preferí hacerlo ya al
final y poder ponerme a prueba estos días entrenando en las mañanas y así reconocer,
que incluso antes de ir a la oficina también se puede hacer un poco de
ejercicio, solo basta con organizar el tiempo
y hacer el esfuerzo de dormir un poco menos.
Espero no volver a dejar esto
como segundo plano y darle con toda al entrenamiento.
Andrés Poveda
No hay comentarios:
Publicar un comentario